Notas sobre 'El sol del membrillo'

Estas líneas sobre el film del español Víctor Erice, autor de las también bellísimas 'El espíritu de la colmena' y el 'El sur', no pretenden convertirse en un artículo ni una crítica, son ideas que me provocaron esta película.
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El arte de Antonio López García habla de una concepción del mundo y del arte de otra época. Una forma de vivir, de sentirse parte del mundo, enamorado de la vida, de las cosas simples. Estas son sus obsesiones. En contraposición a toda esa concepción del pintor, que no sólo busca encontrar en sus pinturas el parecido con la realidad, si no captar la esencia, en sus palabras el no trata de retratar al árbol sino acompañarlo. En vez de pintar una fotografía, como muchos pintores hiperrealistas, el prefiere al modelo en vivo, a la cercanía del árbol de membrillo.

Antonio y Paco se han conocido hace mucho tiempo en la academia de artes, cultivan su amistad y el gusto por el arte. Se encuentran en algunas opiniones. Ante la pintura de Miguel Ángel reflexionan sobre la concepción de Dios que tenía el hombre en la edad media, trataban de traer a Dios al hombre como sostiene Paco, es por eso que esas figuras tenían una carga y un peso muy difícil de llevar.

LA VIDA ADENTRO
En contraposición a la concepción de Antonio López del arte y de la vida, Erice retrata a una Madrid inasible, una metrópolis controlada por esa torre de luz, como un panóptico. La vida entra a las casas por la noche a través de los televisores. El director realiza a la vez una pintura en la gama de los azules (la luz de los televisores), aunque también podría ser la luz azulada de la luna, pero no, la gente prefiere la vida adentro.
La formación académica de Antonio y Paco habla de la pasión y a la vez de la rigidez de los métodos de aprendizaje.

ROSEBUD, ROSEBUD
Un final que resignifica el conjunto de la película. Citizen Kane, de Orson Welles comienza con una secuencia donde el magnate Charles Kane, yace moribundo en su cama. En su mano sostiene un cristal redondo que brilla seguramente con la luz de la luna. Sus últimas palabras son Rosebud. Erice decide homenajear al cine de Welles, y toma la idea de esta escena y la ubica al final de su película. Allí, María Moreno está intentando terminar un retrato de su marido que ha empezado ya hace un tiempo. Su marido trata de convencerla de que debe abandonar su empresa y empezar de cero. Aunque ella se empeña en continuar. El cuadro presenta al pintor vestido de gala acostado en su cama, como solía hacerse en la antigüedad con los muertos. Luego, Antonio se queda dormido y deja caer el cristal redondo que sostenía en su mano. La mujer se rinde, no puede pintar a su esposo dormido, se asemeja demasiado a la muerte. Todo en la película habla del paso del tiempo, de la imposibilidad del pintor por tratar de asir la realidad. Como él mismo dice, el lenguaje de la pintura es muy limitado. Y la luz del sol sobre su membrillo solo está dos horas como el quisiera retratarlo.