La urgencia de la fotografía

El momento decisivo le decía Cartier-Bresson. El momento en que la cámara-ojo captaba-creaba-fijaba una imagen de manera tal que una milésima de segundo antes o después de obturar ya no era lo mismo. Mucho de suerte o de mirada entrenada, tal vez ambos. Lo cierto es que es extraño tomar fotos con celulares, un aparato que sirve para hablar y escuchar convertido en cámara fotográfica. Millones de parlanchines devenidos fotógrafos. Estos celulares-cámaras son lo más parecido a una cámara estenopeica, donde uno no tiene ningún control sobre la imagen que está “fijando”. No hay velocidad de obturación, diafragma ni flash que colaboren a embellecer la imagen. Es lo que hay. Sin embargo, estas limitaciones pueden ser tomadas como un factor positivo. Al liberarnos de la cuestión técnica uno puede concentrarse en el encuadre, en el retrato, en la composición. Tengo una cámara de plástico que venía de regalo con un set de champú y crema de enjuague, con ella puse en práctica por primera vez esta “libertad” expresiva. Encuadrar y disparar.