Notas sobre el cine de los Dardenne

Adultos que son niños, niños que son adultos o el primer mundo de la derrota

El tratamiento de la imagen en el cine de los Dardenne
El camarógrafo y los realizadores son conscientes que la acción se desarrolla en ese preciso momento y pretenden transmitir la sensación de que lo filmado está sucediendo ahora, en este momento. Es un cine de cámara, de improvisación, pero de una escritura muy ajustada, con giros dramáticos y puntos de inflexión dosificados para poner al espectador en un viaje donde hay pocos lugares de donde aferrarse. Tan solo algunos momentos de calma, los protagonistas en las historias de los dardennes no reflexionan, actúan, como si el pensar sobre el accionar estuviera reservado para las clases altas. Rosetta, Igor-Bruno (el mismo actor de 'La Promesa' y 'El niño') hacen lo que tienen que hacer, no hay un juicio moral en su accionar, solo el intento de tener un día más, de ganar tiempo, viviendo el momento. Rosetta es quizás el personaje que tenga más conciencia de su mundo, tiene una mirada externa sobre sí misma. Ve que su vida es un desastre y sabe que sólo a través del trabajo podrá salir del barro. Reiteradamente los Dardennes señalan el rito de Rosetta al volver a su casa-trailer: cambia su calzado y se enfunda unas botas de lluvia. La desesperación es el motor de Rosetta, y cuando no puede lograr su meta (permanecer en el mundo del trabajo) decide quitarse la vida, aunque, el destino irónico señalado por los Dardennes le negará también esa posibilidad.

Un cine desde adentro
Tal vez la única forma de filmar a los desclasados, a los excluídos sea la que eligen los Dardennes, metiéndose en la piel de los personajes que eligen retratar. Tratando de sentir la angustia de la exclusión, la desesperación, la humillación, la miseria, pidiendo prestados sus ojos, todo eso cámara en mano, sin misericordia.
Aquí no hay compasión hacia los personajes filmados, no hay falsas redenciones. La tierra se ha convertido en una guerra de bandos, dividida por una brecha que se llama trabajo. El trabajo es el motor de las luchas del ser humano contemporáneo, por tenerlo o por carecer de él.

Olivier Gourmet, el padre
El actor ha participado de los cuatro largometrajes de los Dardennes. Casi siempre representando una figura de autoridad, asociado con lo paterno. En ‘La promesa’ es Roger, el padre de Igor, aunque su hijo no puede decirle papá, tiene que llamarlo por su nombre, como buscando colocarse en una relación distinta, de socios de negocios. En ‘Rosetta’ es el patrón, el dueño de la fábrica de tortas. Será el eje, el objeto de búsqueda de la lucha y angustia de Rosetta. Gourmet representa para Rosetta el TRABAJO y no vacilará en recurrir a cualquier medio para conseguirlo (en este caso delatando al único amigo).
En ‘El hijo’, Olivier encarna a un personaje hosco, malhumorado, a quien la cámara sigue, espía, tratando de develar su secreto. Gourmet dirige una carpintería inserta en un programa de rehabilitación para menores en conflicto con la ley, y posa su mirada sobre un adolescente recién llegado, confundiendo, confundiendose en una relación donde la figura del hijo está de por medio.
Por último, en ‘El niño’ el rol del padre se ha corrido a Bruno, quien fuera su hijo en ‘La promesa’. Aquí, Gourmet es un policía, en su breve paso por la película reafirma su papel de autoridad, es quien envía a Marc a la cárcel, no por el robo cometido, sino por no haber actuado como padre, por seguir siendo un niño.