Harun Farocki: una mirada sobre la mirada

“Trato de buscar situaciones en las que las personas ya forman arte en cierto modo de una puesta en escena, para las que la situación social ya creó una especie de puesta y no soy yo el que la establece…”

A menudo algunas realizaciones son ignoradas por inencasillables, una especie de castigo que deben sufrir algunos cineastas acaso por originales, inconformistas, personales, individuales, únicos. Para nombrar sólo algunos de ellos; Chris Marker, Alexander Sokurov, Harun Farocki…
Abrimos estas líneas con un comentario sobre Chris Marker, cuya obra fue muy poco difundida por estas tierras, no tanto como la de Harun Farocki, es por eso que Marker presentará a Farocki. Para ello hemos seleccionado un fragmento de una obra del realizador francés. Estamos hablando de Carta de Siberia (1958), donde se enuncian algunos aspectos de la obra del realizador alemán que hoy nos ocupa. En pocos minutos, Marker nos da una clase magistral acerca de cómo se puede cargar una misma imagen de distintas connotaciones y subjetividades. Para ello pone su voz a una secuencia de imágenes que repite tres veces seguidas. En la primer secuencia dice: “Irkutsk, capital de la república socialista (se ve una ciudad gris, casi vacía por el frío). Es una ciudad moderna donde los autobuses utilizados por la población son el más moderno triunfo del automovilismo soviéticos (vemos un colectivo con gente que pasa frente a cámara, un auto lujoso viene en dirección contraria). Con el trabajo de los felices obreros intentan hacer de esta ciudad un lugar donde pueda vivirse bien…” (obreros de la construcción alisando un piso, uno de ellos pasa frente a cámara y mira).
Pero luego dice: “O bien…”, y la secuencia vuelve a comenzar, otra vez el autobús, el auto, los obreros y su voz: “Irkutsk, tiene una pésima reputación. Es una ciudad sombría donde los autobuses van atestados. Solo los poderosos pueden utilizar lujosos autos, costosos e incómodos. Como viles esclavos, los infelices obreros realizan el trabajo por algo simbólico, para tener un nivel de vida bajo”. En la última repetición empieza diciendo: “O simplemente: Irkutsk, donde las casas modernas prevalecen y los autobuses van menos atestados que en París. Se crea un auto pero se excluye para el servicio público. Con valentía, tenacidad y condiciones extenuantes, los obreros, pese a todas las inclemencias intentan embellecer la ciudad.” Marker decide ponerle fin a este juego de repeticiones y opciones, que parece infinito, diciendo que “la objetividad no es justa, no deforma la realidad pero detiene el tiempo del juicio y eso lo altera. Lo que cuenta es el progreso y la diversidad.” En un trabajo del año 1986, Wie man sieht (Como se ve), Farocki hace un planteo muy similar al de Marker. La película comienza con un dibujo y una voz en off: “Esto es un arado que parece un cañón o un cañón que parece un arado. La reja del arado sólo existe para dar una base firme al cañón. El fundamento de la guerra es ganarse el pan de cada día.”
La obra de este realizador se detiene sobre la influencia de la tecnología en nuestras vidas, su lenguaje es la imagen, muchas veces trabaja con material no producido por él, como Videogramas de una revolución, donde se enfoca en las 120 horas que transmitieron por el canal de TV estatal los rebeldes rumanos contra Ceausescu en 1989, y el caos del detrás de escena; o Imágenes de prisión, donde trabaja con material registrado por las cámaras de vigilancia en la cárcel de Corcoran, analizando las imágenes, reflexionando, resignificando, tratando de echar luz sobre los mecanismos de control de la sociedad.

Godard, Straub, Bresson, Farocki…
“En los 60’, Godard, y también las películas de los Straub, fueron influencias muy fuertes, había una sensación de que el cine iba a cambiar completamente en ese momento (como había pasado en la literatura moderna en el cambio del siglo XIX al XX, o en los primeros años del XX antes de la guerra), que el cine iba a dejar de ser narrativo, que se iba a enfrentar con problemas urgentes…pero no fue así.” Farocki incluye en Imágenes de prisión, fragmentos de Un condenado a muerte se escapa (1956) de Robert Bresson, a quien Harun le dedica un capítulo en el libro Crítica de la mirada, editado por el BAFICI, donde hace un análisis de los elementos y el estilo cinematográfico del realizador francés. “Treinta años atrás yo quería convencer a la gente acerca de una opinión particular, y hoy estoy contento con mostrar algún fenómeno o un conjunto de fenómenos, de presentarles una idea acerca de un campo al que se puede tener una mirada desde “adentro”.

Biografía breve
Harun Farocki nació en 1944 en Checoslovaquia, en aquel momento anexado a Alemania. Estudió en la Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín, de la cuál fue expulsado por motivos políticos junto a otros compañeros, ya que formaba parte de un grupo de Agitprop (producían films de agitación y propaganda revolucionaria). Desde 1966 trabaja para cine y televisión y realizó alrededor de noventa películas, entre ellas tres largometrajes, películas de ensayo y documentales. Se desempeñó como docente en Berlín, Dusseldorf, Hamburgo, Manila, Munich, Stuttgart y Berkeley. Desde 1966 escribe para varios medios. Entre 1974 y 1984 fue redactor y autor de la revista de cine Filmkritik. Colaboró como guionista, actor y productor en diversos proyector fílmicos de otros cineastas (Harmut Bitomsky, Christian Petzold, entre otros). Desde 1990 ha realizado numerosas exposiciones e instalaciones.

Expertos en armas, expertos en marketing
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muchos militares norteamericanos de rangos jerárquicos se reinsertaron a la vida civil, algunos al frente de empresas, otros trabajando en publicidad, dirigiendo, organizando táctica y estratégicamente los negocios, haciendo lo que sabían hacer. Allí fue donde comenzó a acuñarse el término target (blanco), una de las palabras más importante del mundo de la publicidad y el marketing. En su cuaderno de notas para el rodaje de Los creadores de los mundos de compras, el realizador alemán apunta: “Any Site es un mapa electrónico. Ingresando los datos demográficos de los alrededores se muestra cuál es la suma del poder adquisitivo de la población radicada a una milla o hasta 250 millas del lugar elegido. El cálculo toma asimismo en cuenta lo que ofrecen los negocios ya existentes y las vías de tránsito preferidas por los habitantes. En Estados Unidos existen aproximadamente 30.000 paseos comerciales que compiten entre sí. Hay inmobiliarias especializadas que sobrevuelan en helicóptero el área elegida en busca de nuevos emplazamientos. La tecnología de los mapas electrónicos fue desarrollada con fines técnico-militares y usada al principio para controlar los misiles de crucero”.

Mapas electrónicos, Bukowski y los indeseables
En un cuento breve del escritor Charles Bukowski, dos mendigos tendidos en una cama prestada en un refugio para homeless planean una noche una pequeña revolución-reivindicación. Se proponen reunir un grupo numeroso de indeseables como ellos y avanzar hacia el centro de la ciudad. Esa masa de mendigos y excluídos entran a un shopping y causan un verdadero caos, robando y rompiendo todo lo que encuentran a su paso. Hoy esto queda como una fantasía literaria, ya que según los apuntes de Farocki, los shoppings están protegidos de estos males: “CAP Risk es otro mapa electrónico. Extrapola los datos demográficos de un vecindario para poder hacer pronósticos acerca del desarrollo de la delincuencia y del nivel de riesgo (Crime Prediction). Es fundamental para cualquier shopping considerado “seguro” que los visitantes, principalmente los femeninos, no tengan miedo de ser víctimas de actos delictivos ni del acoso de mendigos u otros individuos de la misma laya”.

Interior Shopping, plano americano
Farocki realizó una investigación exhaustiva sobre el mundo de los shoppings, descubrió que nada estaba librado al azar en estos centros de compra. Hay investigadores que se ocupan de investigar la velocidad de circulación ideal de un visitantes, la calidad del piso, en cuál se desliza mejor que otro. “Según estudios de laboratorio, la densidad ideal de población en un shopping es una distancia desde la cuál un visitante puede ver al que lo precede desde la cabeza hasta aproximadamente las rodillas, una visión equivalente a lo que en la terminología cinematográfica se denomina plano americano (el tamaño del cuadro que permite ver el revólver en la cintura)”.

El poder indomesticable de la cámara
En Bowling for Columbine, su director, Michael Moore, especialista en interveciones político-éticas, logra reunir a dos sobrevivientes de la masacre de Columbine, en la que dos adolescentes ingresaron armados a su escuela y asesinaron a sangre fría a 12 niños. Moore, junto a estos dos sobrevivientes se encaminan al supermercado donde los asesinos compraron las balas. La cámara incomoda, gerentes de relaciones públicas que marchan a hablar con sus supervisores, los jefes bajan, suben, los empleados de seguridad empiezan a ponerse nerviosos, les piden que apaguen la cámara. Los adolescentes sólo quieren ser escuchados, contarles que las balas que siguen alojadas en sus cuerpos salieron de las estanterías del supermercado, entre leche, pan y tornillos. Conclusión: la empresa se compromete ante la cámara a sacar de la venta al público las municiones.

La cámara como arma
Los asesores que trabajan para los Shoppings han puesto al servicio de sus ideas cámaras de video: “El cuenta-personas: las cámaras de video vigilan las entradas; el ingenioso dispositivo convierte a las personas en números. ¿Quiénes usan cuál entrada o salida y cuándo? ¿Quiénes se transforman en compradores? Se cuelgan cámaras en los centros comerciales y se graba durante varios días. Proyectando la grabación en velocidad acelerada, se ven el flujo de visitantes, los lugares que excluyen, aquellos por donde pasan sin detenerse y los sitios alejados de los negocios en que suelen reunirse”, apunta Farocki.
Entre las notas para el rodaje de Imágenes de prisión encontramos: “Cárcel de máxima seguridad de Corcoran, California. La cámara de vigilancia muestra una parte del patio de cemento cuya forma se parece a una porción de torta; allí se les permite a los prisioneros, vestidos con pantalones cortos y casi siempre sin camisa, pasear media hora por día. Cuando un prisionero ataca a otro, quienes no están involucrados se arrojan al piso y se cubren la cabeza con las manos. Conocen de sobra lo que sigue a continuación: el guardia hará un llamado de advertencia y luego disparará con balas de goma. Si los que pelean no se detienen, usará balas de plomo. Las imágenes son mudas; delante de la cámara, pasa la huella humeante del arma recién disparada. La cámara y el arma están exactamente una junto a la otra; el campo visual y el campo de tiro coinciden. Es obvio que el patio se construyó en forma de segmentos circulares para que nadie pudiera protegerse de las miradas o de las balas. Uno de los reclusos, generalmente el atacante, cae. En muchos casos está muerto o herido de muerte”. Luego, Farocki reflexiona: “no es habitual hacer público, exponer en imágenes el cuerpo de un prisionero muerto. En la actualidad, la justicia busca precisamente evitar que el castigo se transforme en espectáculo. Aunque las cámaras de la televisión norteamericana entran hoy en las salas de los tribunales y en las celdas de un condenado a muerte, todavía es válido decir que la justicia afirma su soberanía en virtud de la distancia que mantiene con el cuerpo del convicto”.
Las reflexiones de Farocki en Imágenes de prisión se acercan mucho a los planteos de Michel Foucault sobre la disciplina y el control de la sociedad. Foucault, en Microfísica del poder, dice: “el poder no se oculta, no se enmascara, se muestra como tiranía llevada hasta los más infinitos detalles, poder cínico y al mismo tiempo puro, enteramente justificado ya que puede formularse enteramente en el interior de una moral que enmascara su ejercicio: su tiranía salvaje aparece entonces como dominación serena del Bien sobre el Mal, del Orden sobre el Desorden…”. Concluye Farocki: “el Estado de California ha borrado la palabra “rehabilitación” de su código penal; la cárcel no sólo no pretende rehabilitar, sino que está allí expresamente para reprimir”.

Este artículo fue escrito para la presentación de dos películas de Farocki: Los creadores de los mundos de compras e Imágenes de prisión, en el marco de la 1º Muestra BAFICI-Rosario 2004.